martes, 27 de septiembre de 2011

Grecia, a la carrera para evitar una tragedia


Esta semana puede arder el país heleno. O tal vez consiga mitigar en parte el desaguisado económico que le puede llevar a la quiebra técnica. Sus mandatarios van a la carrera a reunirse en Europa con Merkel y en Washington con el Fondo Monetario Internacional. Además, la Troika -la misión de expertos formada por la Comisión Europea, el BCE y el propio FMI- llega a Atenas para concluir un informe que concluirá si Grecia tiene capacidad o no para cumplir con sus objetivos macroeconómicos comprometidos cuando recibió el rescate. Si el informe es favorable, recibirá el siguiente tramo de ayuda. Si no lo es, la quiebra es una amenaza real. Es el último intento para salvar el obstáculo. Ya lo había anunciado el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj: “Grecia realmente está ante el momento de la verdad y tenemos la última oportunidad para evitar el colapso de la economía griega”.
La canciller alemana, Angela Merkel, se reúne con el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, quien tiene ante sí una ardua tarea. Alemania ha rechazado, en principio, una ampliación del fondo europeo de rescate propuesto por la Unión Europea, del que dependen Grecia y los demás países en problemas. Y es que la quiebra helena puede provocar un efecto dominó en la eurozona.
A pesar de la posición germana, el comisario europeo de Asuntos Monetarios, Olli Rehn, sí que ha admitido que existe una posibilidad de fortalecer el fondo europeo para el rescate del euro con el objetivo de proteger a la banca, sobre todo a la francesa por su elevada exposición a la deuda de Grecia e Italia. Rehn no ha entrado en detalles, pero el diario británico ‘The Times’ ha revelado que el fondo podría elevarse de los 750.000 millones de euros a los dos billones, según fuentes ubicadas en Washington.
Y como no está cayendo poco en la eurozona, salta a la palestra el presidente estadounidense Barack Obama. “La crisis europea está asustando al mundo”, dijo ayer en una comparecencia. Y añadió: “Intentan tomar decisiones responsables, pero no están siendo todo lo rápidas que deberían de ser”. La respuesta no se hace esperar. “La crisis actual es una grave combinación de una crisis por la deuda estatal y las debilidades del sistema bancario. No se puede resolver lo uno sin lo otro. Debemos resolver ambas cosas”, afirma el comisario europeo de Asuntos Monetarios, Olli Rehn, quien ha subrayado la necesidad de intensificar la recapitalización de las entidades financieras ante una más que probable llegada de una nueva crisis bancaria en Europa.
Mientras tanto, en plena crisis, en España se disuelven las Cortes para afrontar la campaña electoral del 20N, proceso que comenzará el 4 de noviembre. El presidente Zapatero asegura que se marcha con la convicción de que muy pronto nuestro país saldrá adelante. “Nuestra previsión es que la credibilidad de España en los mercados internacionales, en las instituciones internacionales, ha ido fortaleciéndose”, explicó ayer. El candidato a la presidencia del PP, Mariano Rajoy, que se ve ya en el poder, se quiso desmarcar y aseguró que no tenía “una varita mágica” para enderezar el rumbo económico español en un corto espacio de tiempo y acusó a Zapatero de dejar “una herencia muy difícil de gestionar”.
Confiemos en que las citas de hoy -Merkel con Papandreu, Washington con el Fondo Monetario Internacional y la Troika en Atenas- sean productivas. De lo contrario tendremos que esperar a cuál es la ficha de dominó que nos ha tocado en ese efecto que anuncian se producirá de confirmarse la quiebra helena. Si es la última mejor. Así tendrá tiempo Rajoy, o Rubalcaba, para intentar darle un vuelco a la situación.

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