jueves, 29 de septiembre de 2011

Por un mensaje mejor, una pequeña reflexión


He leído y reflexionado sobre un mensaje largo y extenso que me ha enviado un gran amigo. No me ha comentado la fuente. Por eso no la menciono. No es mi intención quitaros mucho tiempo. Con un par de minutos confío en que mi reflexión, mucho más concisa, sirva para mejorar la cadena transmisora de nuestros objetivos.
Ha llegado el momento de hacer lo que no nos hemos atrevido a hacer; de cambiar lo que nadie quiere plantearse o siquiera variar. De plantarle cara a la realidad. Tenemos que redefinir la noticia. Ya los valores de rapidez y exclusividad carecen de sentido en un entorno de sobreabundancia de información. No basta con contar lo que pasa. De ahí que tendríamos que intentar explicar qué significa y de dónde viene la información que trasladamos, cuál es la cuestión y sus consecuencias. Y sus soluciones.
Creo que ha llegado el momento de usar todos los recursos posibles, disponibles y necesarios para contar mejor la historia, el mensaje. Para ello, entiendo que hay que utilizar textos, fotos, vídeos cortos y directos; todo ello en función de lo que queremos transmitir y que tenga su efecto. Deberíamos replantearnos lo que deseamos ofrecer y cómo lo elaboramos.
Hay que acabar con las secciones y con los feudos; con las barreras entre soportes y con el tradicional  reparto de funciones y tareas. Por eso hay que tratar de lograr que la información sea la necesaria para el usuario, para aquellos a los que queremos que llegue nuestro mensaje y sea eficaz. Hay que tener en cuenta que nuestros receptores tienen la opción de seleccionar mejores ofertas a través de todos los medios, que no son pocos, de los que dispone.
Por eso entiendo que hay que regresar a los talleres, ser auténticos artesanos de la transmisión, fabricar la información que interesa realmente al ciudadano, tan angustiado por todos los desmanes que ha traído la crisis en la que se encuentra sumida toda la sociedad.

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