jueves, 27 de octubre de 2011

Simoncelli, la evolución de las motos y los circuitos


Imagino que todavía tendremos muchos en la memoria  las impactantes imágenes del accidente mortal de Marco Simoncelli. Han pasado ya casi cinco días y han surgido toda una serie de declaraciones, afirmaciones y consideraciones al respecto. Hoy he escuchado al piloto granadino Álvaro Molina en La Jugada de Canal Sur Radio y ha aclarado aspectos en los que, a lo mejor, pocos habríamos reparado. Entiendo que el hueteño es una de las personas que más pueden abrirnos los ojos y nuestras mentes a lo sucedido.
Dice Molina, y no sin falta de razón, que “los poderes del motociclismo deben pararse a reflexionar”. Y ha explicado que es un contrasentido que mientras las motos evolucionan, muchos circuitos donde se celebran las pruebas no lo hacen, han quedado ancladas en tiempos padados. Está claro que esa evolución a la que se refiere el piloto granadino es tan real como lo certifica el que las ‘máquinas’ cada vez alcanzan mayores velocidades. De ahí los récords en los circuitos. Si en tiempos de Ángel Nieto las motos alcanzaban una velocidad punta de unos 180 kilómetros por hora, las de ahora vuelan a casi 32. Pero, ¿y los circuitos, evolucionan al mismo ritmo que las motos? En gran parte de los casos, según ha comentado Molina, no.
De igual modo, ha explicado que los neumáticos aguantan hasta inclinaciones superiores al 60 por ciento y que sólo cuando el manillar de la moto roza con el asfalto es cuando se producen los desequilibrios y caídas. Es un dato que puede ser aclaratorio de lo que le pudo suceder al valiente y polémico a veces Simoncelli. El italiano aguantó la caída por la fortaleza de los neumáticos -máxime si tenemos en cuenta que era la segunda vuelta y no había dado tiempo a que se deteriora- y su incuestionable competitividad, a veces criticada por sus compañeros de ‘viaje’. Y quizás por la fortaleza de las ‘gomas’ ese segundo de más hizo que su moto 58 saliera disparada como un misil en busca de la verticalidad, con la mala fortuna de cruzarse por la pista sin dar tiempo a Edwards y a su íntimo Rossi a esquivarlo, lo que provocó el trágico impacto.
No cabe duda de que el motociclismo, como todas las disciplinas del motor, conlleva un alto, altísimo riesgo. Los pilotos saben a lo que se exponen en cada carrera, en cada entrenamiento. ¿Pecó de imprudente Simoncelli? La respuesta de Molina es contundente: “Un piloto sabe las prestaciones de su moto y la evolución de la misma y de los neumáticos, y, en carrera, haces todo lo posible por no irte al suelo”.
A nadie se le escapa que las motos van cada vez más rápido. Pero si ellas han evolucionado, los ‘patronos’ del circo motociclista deberían instar a los propietarios de los circuitos a que evolucionaran al mismo ritmo. El caso es que, hasta que no se produce una desgracia como la de este pasado domingo no nos paramos a reflexionar. Y, ahora, el 58 de Simoncelli no volverá a verse rodar jamás en los circuitos por una desgracia que nadie hubiera deseado. Reflexionemos pues. Ciao Marco.

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